Desde joven, el arte ha sido mi refugio, un oasis en medio de la vida escolar y un espacio donde podía expresar libremente quién soy. Los talleres de arte a los que asistía me brindaron libertad y experimentación, y fueron mi primer contacto con mi propia voz creativa.
A los 18 años comencé a enseñar cerámica y escultura, y descubrí el valor de un espacio donde cada persona podía explorar su individualidad y poder creativo sin juicio. La experiencia en ese entorno me inspiró, hace 18 años, a estudiar arteterapia, un camino que confirmó mi intuición sobre el poder sanador del proceso creativo.
Estudiar arteterapia me abrió un mundo de autoconocimiento y nuevas perspectivas sobre mi entorno. Más adelante, estudié interpretación teatral, un espacio que me ayudó a entenderme y profundizar en mi ser. También me sumergí en la cocina, explorando la creatividad desde un ángulo diferente y conectando con mi historia a través de sabores y aromas.
Hace unos cinco años, me adentré en el estudio del tarot y la astrología. Estas herramientas simbólicas y arquetípicas me permiten trabajar terapéuticamente, ayudando a otros y a mí misma a fortalecer nuestro camino. Ser madre ha sido la experiencia de aprendizaje más intensa y gratificante de mi vida. Me ha enseñado a relacionarme íntimamente, sostener emociones y jugar con otros, y ha sido una fuente constante de crecimiento.
Todo lo que he hecho en mi vida tiene como propósito el autoconocimiento, la sanación y la exploración. Cada experiencia me ha dado herramientas para conocerme mejor y sanar heridas, y me ha permitido profundizar en mi conciencia personal. Mi naturaleza es indagar, disfrutar, y vivir con paz, creciendo cada día un poco más.